La aparición del AVE de Madrid a Sevilla 
				produjo un cambio de elección modal en la forma de viajar. Los 
				usuarios del avión elegían el AVE por la mayor comodidad y el 
				menor precio, mientras que los usaban el automóvil o el autobús 
				su opción por el AVE se basaba en la comodidad y la rapidez. 
				Cada cliente centraba su demanda en mejoras distintas. A su vez, 
				la rapidez, la comodidad y buen servicio eran los motivos de 
				satisfacción de la mayoría.
				
				Los motivos profesionales, las vacaciones y los motivos 
				familiares eran las tres causas que movían a los clientes a usar 
				el AVE. Más de la mitad lo elegía por razones profesionales a 
				raíz de las enormes posibilidades que éste medio ofrece: ida y 
				vuelta en un mismo día.
				
				El propio AVE, produjo la “demanda inducida” de un flujo de 
				viajeros que antes no existía gracias a las frecuencias, precios 
				y horarios. En sus inicios estos nuevos viajeros suponían una 
				cuarta parte del total.
				
				En términos de cuota de mercado de los viajes peninsulares de 
				larga distancia (excluyendo al autobús), actualmente el 
				ferrocarril de larga distancia representa cerca del 72% del 
				total de viajes frente a menos de un 28% del mercado que 
				representa el modo aéreo peninsular. En el año 2007 la cuota de 
				mercado del ferrocarril de larga distancia no alcanzaba el 47%. 
				La alta velocidad ha sido la responsable de este reequilibrio 
				modal. 
				
				Y si se analizan exclusivamente los servicios de altas 
				prestaciones, es decir el transporte ferroviario de larga 
				distancia de alta velocidad frente a los vuelos domésticos 
				peninsulares, se observa como la evolución de la alta velocidad 
				ha ido ganando cuota de mercado frente al avión, pasando de un 
				13,2% en 2006 al 53,1% registrado en 2015, como se muestra en el 
				siguiente gráfico.
				
				El transporte nacional de viajeros por modo aéreo se ha visto 
				muy afectado por la competencia con los servicios de alta 
				velocidad ferroviaria. Así, los corredores aéreos Madrid-Málaga, 
				Madrid-Barcelona, Madrid-Valencia y Madrid-Alicante perdieron 
				juntos, entre 2007 y 2015, 5,1 millones de pasajeros; destacando 
				principalmente el corredor Madrid-Málaga donde el descenso ha 
				sido de casi el 80%. Lo anterior muestra la hegemonía del 
				ferrocarril para tiempos de viaje hasta las 3 horas 
				aproximadamente.