Page 90 - Revista Vía Libre Especial 25 Aniversario AVE
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historia
          furgón de cola
















              GONZALO RUBIO                                          Cabina de la serie 103 que batió en 2006 el récord


                                                                       mundial de velocidad para un tren comercial.

               competencia jalonada de nuevos grandes éxitos     nuevas tracciones como fueron la combustión líqui-
               que la sociedad fue interpretando como aportacio-  da y la eléctrica, las cuales, progresiva pero irreversi-
               nes vanguardistas como fue el caso, por ejemplo, de   blemente, fueron sustituyendo a las legendarias lo-
               Marinetti que cuando al cantar “las locomotoras de   comotoras de vapor, precisamente cuando estaban
               ancho pecho que piafan en los raíles como enormes   en su clímax tecnológico.
               caballos de acero embridados con tubos”, otorgaba      Una locomotora diésel fue capaz de despla-
               a la velocidad ferroviaria un carácter sagrado de su   zarse a 200 km/h en 1939, pero fue una eléctrica la
               declaración futurista.                            que estableció el récord de velocidad acudiendo en
                     El 6 de junio de 1932 la «Treganna Castel» (230-  exclusiva a los propios recursos de sus prestaciones.
               5006) consiguió los 148,6 km/h en el Great Western
               Railway, marca que pocos días después, el 27 de agos-    Los trescientos
               to, fue notablemente superada por la «Silver Fox»
               (Pacific A4) cuando, remolcando un tren en servicio    En 1955 la SNCF decidió hacer una prueba
               comercial de 270 toneladas, puso su límite en 181,93   con el objeto de rebasar los 300 km/h en una in-
               km/h. Y parece que fue locomotora la alemana -232-
               05001- la que sobrepasó por primera vez la barrera
               de los 200 km/h cuando el 11 de mayo de 1936 llevó el
               tacómetro hasta los 200,445 km/h.
                    Los doscientos


                     Pero el hito definitivo llegó un 3 de julio de
               1938, puesto que este día una locomotora Pacific A4
               Mallard de la compañía británica LNER, diseñada por
               su ingeniero jefe de tracción Nigel Gresle y con nu-
               meración 4468, alcanzó, entre Stoke y Peterborouhg,
               los 201,5 km/h remolcando a siete coches.
                     La composición era aerodinámica puesto que
               fue concebida específicamente para dicho objetivo y
               como, en realidad, el coche dinamométrico incluido
               para dar fe del hito consignó los 202,860 km/h, ésta
               es la mayor velocidad a la que se ha desplazado una
               locomotora de vapor.
                     El maquinista fue Joseph Joe Duddington y el
               fogonero Thomas Tommy Bray, que compartieron la
               cabina con el inspector de tracción Sid Jenkins –nos
               cuenta Maestro-. Y las ruedas de la locomotora, que
               se conserva en el National Railway Museum de York,
               tuvieron que girar ocho veces por segundo (529,5
               rpm), es decir, el doble de lo normal.              Una Confederación que en 1955, remolcando los dos
                                                                    trenes con unos pesos respectivos de 435 y 480
                     La historia de la velocidad en el ferrocarril en-  toneladas, en el trayecto San Vicente de Calders-
               traría en una nueva dimensión con el surgimiento de     Vilanova y la Geltrú, llegó a los 140 km/h.




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