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Reflexiones sobre el concepto de densidad de la red de alta velocidad
               Iván Palacio Vijalde y Luis E.Mesa Santos                              número 4 - diciembre 2016 - Pág: 59-72





               Las  perspectivas  de  extensión  de  la  red  de  autovías  y  de  la  aviación,  así  como  el  rápido
               crecimiento de las concesiones de autobús suponían una amenaza cierta para el ferrocarril,
               especialmente en larga distancia.


               Mientras, en otros países como Francia o Alemania, la red era tradicionalmente más extensa y
               densa, y disponía de mejores perfiles en planta y alzado. En los años 60 se realizaron fortísimas
               inversiones en esos países para elevar la velocidad máxima a 200 km/h. Si bien esta velocidad
               se mostró inicialmente suficiente para competir con el coche, enseguida devino muy reducida
               para competir con el avión en distancias de más de 400 o 500 kilómetros.


               Las distancias por ferrocarril eran, en estos países, relativamente más cortas que en España
               (del orden de un 30% frente a la línea recta) y disponían de mayor porcentaje de vía doble en
               itinerarios principales, e incluso cuádruple en tramos de cercanías.

               Ante esta situación cabían tres alternativas principales:


                     1. No hacer nada significativo. Es decir, seguir con pequeñas renovaciones con leves
                        mejoras de trazado, operación de trenes pendulares y mejoras en el material. Hubiera
                        permitido, quizá, pasar la velocidad media de 105 a 125 km/h (logrando tiempos de
                        viaje de 5:45 a 4:50 en distancias de 500 km por carretera).

                     2. Acometer la mejora de las principales líneas para 200 km/h (Lo que se hizo en Francia
                        y Alemania en los 60). Hubiese permitido reducción de recorrido del 7% y velocidades
                        medias de 150 km/h con tiempos de viaje de 4:00. El plazo habitual de ejecución de
                        estas obras es de 12 a 20 años.


                     3. Abordar la construcción de nuevas líneas de alta velocidad (Con velocidades máximas
                        de  300  km/h  o  más).  Permitiría  recorridos  un  19%  más  cortos  (ligeramente  más
                        reducidos que la carretera) con posibilidad de lograr velocidades medias de 210 km/h
                        y tiempos de viaje de 2:20. El tiempo de ejecución de este tipo de obras es de 6 a 9
                        años.

































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